🇪🇸 ¿CUÁNDO TRIUNFA EL MAL?
Esa fue la angustiada pregunta del profeta Habacuc al inicio de su libro bíblico, expresando indignación y tristeza ante la corrupción y la injusticia que dominaban su nación.
Los hombres impíos y perversos gobernaban, imponían sus normas y la justicia era pisoteada sin tregua. ¡Qué difícil era sobrevivir en medio del caos social, político y religioso!
“¿Hasta cuándo, Señor, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?”
(Habacuc 1:2)
Habacuc cuestiona a Dios porque veía al impío prosperar mientras el justo sufría. Parecía que el mal había triunfado.
LA RESPUESTA DE DIOS
Sin embargo, el Señor muestra al profeta que nada estaba fuera de Su control. La corrupción, las derrotas militares y las pruebas eran instrumentos de disciplina y purificación para un pueblo que se había alejado de la obediencia y de la devoción a Él.
Y en medio de la revelación surge una clave que atraviesa toda la historia bíblica:
“…mas el justo por su fe vivirá.”
(Habacuc 2:4)
LAS RAZONES DE LA PRUEBA
En el capítulo 2, Dios revela los pecados que trajeron el juicio:
Todo esto corroía a la nación, y el juicio era inevitable. Pero por encima de la destrucción, Dios prometió algo glorioso:
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.”
(Habacuc 2:14)
LA LECCIÓN DE HABACUC
Ante esta revelación, el profeta no se rebela. Al contrario, aprende a descansar en la soberanía de Dios. Su oración final es un himno de confianza:
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos… con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.”
(Habacuc 3:17-18)
HOY EN DÍA
Así como en los tiempos de Habacuc, también vivimos días de violencia, guerras, injusticias, persecuciones, corrupción y gobiernos dominados por el egoísmo. Recursos que deberían sostener la misión de la iglesia muchas veces son desviados hacia proyectos personales y luchas de poder.
El justo, sin embargo, no debe perder el enfoque. Está llamado a vivir por la fe — con la misma convicción de Habacuc, celebrando la salvación incluso en medio de las pérdidas.
CONCLUSIÓN
El mal puede parecer triunfar por un tiempo, pero la palabra de Dios es clara: Él está en control. Su justicia vendrá en el momento oportuno, y el justo no será abandonado.
“Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.”
Eso es fe. Lo demás es pura palabrería.